El
3 de abril de 1973 se produjo un
hecho histórico, que ha cambiado nuestras vidas. Martin Cooper, de Motorola,
llamó a su rival en la carrera por
conseguir hacer realidad el teléfono móvil, Joel Engel de los Bell Labs de AT&T,
para hacerle saber que ya habían dado con la tecla y el móvil era una realidad.
Aunque
no se comenzó a comercializar hasta una década después.
AT&T fue precisamente la primera compañía en diseñar un dispositivo inalámbrico, que se
instalaba en el coche, en 1946, y no dejaba de ser una especie de
walki-talkie.
El
móvil se ha ido popularizando hasta
el punto de que algunos disponen de dos
teléfonos, el personal y el de empresa, aunque no siempre sea por voluntad
propia.
En
cualquier caso, no deja de ser curiosa la dependencia
que hemos creado de estos aparatos, que nacieron para facilitar la comunicación pero ahora parece que muchas veces ayudan
a crear el efecto contrario. ¿Quién
no ha dejado de prestar atención a alguien o se ha distraído por el móvil?
El
móvil nos sirve para todo: despertador, calculadora, lista de la
compra, música, juegos, internet…además de para llamar a alguien, la que
era su principal función hasta no hace tanto. Casi se puede decir que
‘controla’ nuestras vidas.
Alguna
vez me ha pasado que me he dejado el móvil y he tenido que volver a buscarlo porque no puedo pasar sin él. Aunque por suerte
estoy empezando a madurar y a veces lo dejo en silencio o incluso lo he dejado voluntariamente en casa si salgo a
dar una vuelta.
Os propongo que cuando lleguéis a casa dejéis
el móvil a un lado. Seguro que no hay nada más importante ni urgente que
prestar atención a los que están a tu lado. ¿Nos tomamos un café?
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